
NATURALEZA
Vivimos rodeados de cemento, pero sedientos de naturaleza. En un mundo que avanza a la velocidad de lo artificial, tener una obra inspirada en lo natural es un acto de resistencia.
Estas piezas son una invitación a recuperar esa conexión perdida: a traer la tierra, el aire y la vida de regreso a nuestros espacios, a nuestra cotidianidad.
Pinto la naturaleza no como ornamento, sino como presencia. Cada paisaje, cada hoja y cada fruto son recordatorios de lo esencial, de lo que nos sostiene y nos humaniza. Mis obras buscan habitar los hogares y las ciudades como ventanas hacia lo vivo, como pequeñas reservas de belleza y conciencia.
Porque rodearnos de naturaleza, aunque sea a través del arte, es una forma de volver a nosotros mismos, de reconciliarnos con lo que el ruido urbano intenta borrar: el pulso profundo y sereno de la vida.



















